Prefacio

Vampiros un misterio que me había propuesto descubrir, un camino que quería seguir, un sueño por cumplir, y si lo conseguía, lo descubría y lo cumplía, no me detendría solo con saber de su existencia, no descansaría hasta conocer frente a frente a uno.
Succubos, espíritus del sexo, seres cuya sexualidad forma un papel muy importante para su existencia, los succubus como demonios que adoptan forma de mujer para tentar a los hombres y arrastrarlos a los placeres carnales, copulando con éstos como si fuesen hembras auténticas, las más conocidos son Abrahel, Baltazo, Bietka, Filotano, Florina, Vasordiel, Mancerinio y una de los que más relieve ha tenido en la Demonología es Lilith, cuya historia fue tachada de las sagradas escrituras católicas, pero la creación del hombre y la mujer guarda un secreto, el génesis tiene un contenido nunca antes narrado por sacerdotes de las Iglesias católicas o cristianas, Eva no fue la primera, hay alguien más; el génesis vampírico narra que ocurrió realmente durante la creación del hombre y la mujer, conocí a una succubus seductora y apasionada, nunca imagine de quien se trataba, le entregue mi alma y mi sexualidad a su insaciable sed de orgasmo, un amor lésbico entre una humana y una vampira sexual, termino con mi vida.

Cuando se lee la verdadera historia de la creación del hombre y la mujer se deduce que "Adán y Lilith nunca encontraron la paz juntos, pues cuando él quería acostarse con ella, Lilith se negaba, considerando que la postura recostada que él exigía era ofensiva para ella. ¿Por qué he de recostarme debajo de ti? - Preguntaba - Yo también fui hecha de polvo y, por consiguiente, soy tu igual". Como Adán permanece intransigente, Lilith invoca el nombre mágico de Dios, quien le da alas. Ella se aleja, volando, del lado de Adán.